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El vending se ha adaptado a los gustos de los guipuzcoanos, que pueden comprar pescado, huevos, leche y queso

El vending se ha adaptado a los gustos de los guipuzcoanos, que pueden comprar pescado, huevos, leche y queso

“La máquina nunca va a sustituir al tendero, pero tienes ese servicio las 24 horas”. Román Suarez, propietario de la empresa Olevending, sintetiza en una frase la ventaja que supone para el consumidor tener a mano la posibilidad de adquirir una extensa variedad de alimentos o artículos en cualquier momento.

Las máquinas de vending se han convertido en un gigantesco bazar abierto a todos los públicos. Suárez lo sabe bien, hasta el punto de que ya ha colocado en Gijón una expendedora de artículos para el consumo de cannabis, incluidas las semillas de esta planta.

En Gipuzkoa, territorio donde la gastronomía protagoniza las horas felices de muchos ciudadanos, el fenómeno se inició con la venta de leche y no ha dejado de crecer. En Irun, la pescadería La Marina colocó hace unas semanas una máquina de venta de pescado, la segunda de Euskadi, tras una instalada en la localidad vizcaina de Mungia. “Pensamos que va a funcionar, aunque en Gipuzkoa somos un poco cerrados y nos cuesta coger confianza con estas cosas”, señala Candy Gibello, propietaria del establecimiento.

El pescado expedido es tan fresco como el del mostrador y se ofrece al mismo precio. “Este sistema lo usa más la gente joven a la que le coincide el horario de trabajo con el comercial; están encantados”, afirma Gibello, quien reconoce que las ventas automáticas “van muy despacio” y señala que “los productos estrella son las anchoas y el pulpo”.

Curiosamente, las compras en el interior han crecido como consecuencia de la llegada de curiosos para conocer la máquina. Otro imprevisible efecto también ha ocurrido dentro de la pescadería. “Exponemos las bandejas con pescado en el mostrador para que la clientela se vaya habituando a lo que encontrará en la máquina, y resulta que ahora vendemos más envasado que antes”, asegura Gibello.

Producto vasco

El baserritarra Andrés Urbizu demuestra también con sus productos la versatilidad del vending. Este zegamarra dispensa huevos y queso de su caserío, Anatxe, en una máquina de Beasain. De momento, las ventas transcurren “poco a poco”. “Cada día se venden unas siete docenas y cuatro o cinco cuartos de queso. Con vistas al futuro también quiero poner yogur casero de la marca Mahala”, resume Urbizu, quien resalta que el vending le da “algo de publicidad” y le “ha abierto las puertas de otras tiendas”.

Urkotronik es la firma que ha alquilado la máquina a Urbizu. Esta empresa eibartarra comercializa las expendedoras fabricadas por Azkoyen, que se amoldan a los gustos de cada región. “El aparato se puede adaptar a todo producto que pueda girar. Aquí a la gente le gusta saber que es producto vasco, y por eso funciona bien en Gipuzkoa”, subraya Olaia Conde, comercial de la compañía eibartarra, una de cuyas máquinas ofrece cubiertas de bicicleta.

Suárez abunda en la reflexión expuesta por la encargada de ventas de Urkotronik. “Se ponen artículos adaptados a la sociedad y el tipo de negocio; a nuestra idiosincrasia y nuestra forma de entender las calle. Vivimos en construcciones verticales y en todas las ciudades hay barrios con tiendas de calle, no de centro comercial”, desgrana el propietario de Olevending, empresa que ha colocado la expendedora de la pescadería irundarra.

Suárez pormenoriza que las máquinas con pescado o carne están pensadas para ese comerciante de barrio que quiere dar un servicio a los vecinos, más allá de las horas de apertura del establecimiento”, basándose en el principio de confianza y garantía de calidad.

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