Renovarse o morir. El contenido de las máquinas expendedoras sigue dando de qué hablar entre la ciudadanía. Lo que comenzó a ser un negocio reservado exclusivamente a los snacks, ha visto crecer sus posibilidades hasta límites impredecibles y tras la venta de leche, los últimos productos en sumarse al negocio de las máquinas expendedoras en Gipuzkoa han sido, el pescado fresco en el mes de abril y ahora, la carne. Sin duda, una buena solución para los que andan escasos de tiempo para cocinar, fuera del horario comercial o para los que no quieran esperar su turno en la carnicería. Hace dos semanas, la carnicería Otzarreta de Tolosa ha instalado a pie de calle una máquina expendedora de carne fresca, embutidos y productos precocinados en raciones para una o dos personas. La máquina está a las puertas del establecimiento, frente a la plaza de toros y según comenta el personal, los lunes amanecen sin nada en sus estantes. Cuentan los trabajadores que la idea de incorporar el «vending» a la carne fresca surgió de la observación de los nuevos hábitos de consumo y ritmo de vida de los clientes. Visto que muchas personas no disponen de mucho tiempo para cocinar o bien hacer la compra, pensaron darle una solución a este problema apostando por un sistema «rápido, cómodo y práctico», que se adaptara a los nuevos tiempos. «No había ninguna máquina de este tipo en Tolosa y somos conscientes de que parte de la clientela quiere comprar productos frescos y de calidad, pero a cualquier hora del día. Todavía, pienso que no estamos muy acostumbrados a este tipo de servicios, pero en Francia se estila mucho vender comida fresca y del día a través de las máquinas. Poco a poco, las necesidades de los clientes van cambiando y los negocios deben adaptarse a ellos, actualmente apuntan hacia otras alternativas. Es otro sistema de comercio que nos queda por explorar», cuenta uno de los carniceros, Jon Ander Aizpurua. Esta máquina expendedora de carne permitirá dar servicio las 24 horas del día y los 365 días del año y funciona como cualquier máquina de refrescos, sólo hace falta introducir el dinero y pulsar la tecla del producto que se quiera sacar. Tal y como cuenta Jon Ander, el producto expedido es tan fresco como el del mostrador y se ofrece al mismo precio. Los trabajadores de la carnicería se ocupan de envasar los productos y de reponer nuevo género todos los días -productos de los que desde hace años abastece a sus clientes en horario laboral- para ponerlos a disposición de los consumidores en cualquier momento del día. «Los productos precocinados los traemos desde la empresa de Precocinados Caseros Gesalaga de Zarautz y la carne y el embutido los embasamos nosotros mismos. Estamos viendo que mucho género se consume por las noches», cuenta. Dada la acogida que dicen haber experimentado estas últimas dos semanas, la cadena de carnicerías Otzarreta está planteando ampliar este servicio a otras localidades donde tiene abierto su negocio en un plazo breve de tiempo. Por otro lado, comentan que están recibiendo llamadas y visitas de curiosos y varios pueblos vecinos que se quieren sumar a esta idea. «Pensamos que va a funcionar, aunque nos cuesta coger confianza», dicen.