Ya lo ha hecho en Oviedo y amenaza con llegar al centro de Madrid

“Coges un filete, de ternera o de pollo, y lo rellenas de jamón y queso; lo rebozas en huevo, pan rallado, y a la sartén un par de minutos”. Y ya: un cachopo que no se lo salta un galgo. Las instrucciones para preparar el plato asturiano nos las da Juan José Piñeiro (1970, Oviedo), un carnicero que, desde hace poco menos de un año, ha convertido su establecimiento en lugar de peregrinación para cualquier amante de estos filetes empanados. “El cachopo no es ni mucho menos un plato nuevo, pero últimamente está muy de moda en Asturias”, asegura Piñeiro. “Los tienes en cualquier bar, y las carnicerías, donde antes no eran tan comunes, ya dedican una parte a este producto. Quizás sea simplemente una buena racha, pero el cachopo está pegando fuerte”.

Sí: el cachopo se está convirtiendo en una religión que ríete tú de la cienciología. Consciente de ello, hace ahora apenas un año, Juan José fundaría el equivalente a un confesionario 24 horas para celebrar esta fe. “Justo al lado de mi carnicería había un garaje en desuso que afeaba bastante la zona. Por darle un lavado de imagen, decidimos instalar una máquina de vending con los productos de nuestro negocio, como hamburguesas o chuletas”, recuerda. “El caso es que la máquina, yo creo que por el reparo de la gente a comprar el género de esta forma tan poco común, no terminaba de funcionar”, lamenta. “Hasta que decidimos llenarla únicamente de cachopos”.

 

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